La Responsabilidad Ampliada del Productor como oportunidad para reducir costes en la gestión de envases
El pasado 25 de septiembre, participamos en el curso «Pacto Verde: territorio de oportunidad para la PYME”, organizado por Aclima, dentro de los cursos de verano de la UPV con una ponencia centrada en la Responsabilidad Ampliada del Productor aplicada a envases industriales y en cómo puede convertirse en una oportunidad para reducir costes en la gestión de estos envases.
Desde su aprobación, hemos hablado, en varias ocasiones en este blog del Real Decreto 1055/2022 de 27 de diciembre de envases y residuos de envases, especialmente debido al refuerzo que introdujo en el régimen de la responsabilidad ampliada del productor y su extensión a todos los envases, incluidos los comerciales y los industriales.
En el ámbito industrial, este nuevo marco legal obliga a los productores de producto (envasadores), a la financiación y a la organización de la gestión total de sus residuos. El productor de producto puede cumplir con dichas obligaciones de forma individual o colectiva, a través de la constitución de los correspondientes Sistemas Individuales de Responsabilidad Ampliada del Productor (SIRAP) o Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada (SCRAP) respectivamente. Además, en el caso de que el productor de producto introduzca en el mercado envases reutilizables, se debe establecer obligatoriamente un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR).
Hasta ese momento, las empresas industriales, en su mayoría, no han sido conscientes del gasto adicional que supone una gestión ineficaz de los envases industriales. Esta normativa supone una oportunidad para revisar los modelos de negocio de las empresas, integrando la perspectiva de la circularidad y favoreciendo la transición ecológica.
La innovación en materiales y en ecodiseño es una de las grandes oportunidades que se despliegan en este marco normativo y es uno de los ámbitos en los que más se está avanzando. El ecodiseño aplicado a los envases supone la incorporación de medidas preventivas durante el proceso de diseño de un producto para disminuir su impacto ambiental a lo largo de todo su ciclo de vida y facilitar su reutilización o reciclaje una vez finalizado este ciclo. Avanzar en este sentido supone una reducción de costes en la gestión de los residuos muy importante para las empresas.
Otro de los ámbitos de oportunidad que se abren para las pymes en torno a esta normativa, es el establecimiento de unos criterios de compras sostenibles, priorizando aquellos proveedores, bienes y servicios que generen un impacto positivo en su entorno. En este sentido, proyectos como INGUBE liderado por Aclima en el marco del programa Pyme Circular 2023, en el que desde CIMAS desarrollamos la asistencia técnica, buscan favorecer la integración de criterios ambientales en las decisiones de compra de suministros y contratación de servicios para impulsar la competitividad empresarial e industrial. La correcta selección de proveedores tiene una importancia capital en este marco reglamentario, en cuanto a las características de los envases suministrados por éstos: diseño, composición, contenido en material reciclado, capacidad para su reutilización, reciclabilidad, etc.
La creación de sinergias, alianzas y búsqueda de vías comunes es otra de las oportunidades que se generan para el aumento de la competitividad en este contexto. Un ejemplo cercano de este tipo de alianzas lo encontramos en GESENFOOD, un proyecto para mejorar la competitividad y la sostenibilidad económica y social del sector alimentario de Gipuzkoa, impulsado por el Basque Food Cluster y Aclima tras la aprobación del Real Decreto. GESENFOOD, proyecto en el que desarrollamos también la asistencia técnica, tiene como objetivo integrar la perspectiva de la circularidad en el sector alimentario desarrollando las competencias necesarias e identificando nichos de oportunidad a través de redes de colaboración entre las empresas alimentarias y las medioambientales. El primer paso de este proyecto ha sido analizar el impacto de la nueva legislación e identificar las oportunidades surgidas como consecuencia de su aplicación en la cadena alimentaria.
La transformación del sistema productivo hacia un modelo más sostenible supone consolidar una senda de crecimiento que puede crear puestos de trabajo a escala local, reducir la dependencia de terceros países respecto a materias primas no renovables, alcanzando una mayor eficiencia en el uso de los recursos y reduciendo la Huella Ambiental empresarial. Un beneficio que repercutirá en la cuenta de resultados de la empresa, al mismo tiempo que beneficia a la sociedad y el medio ambiente.
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